Aprendí a sufrir, aprendí a reírme de mí. Me reconstruí; tuve que decir que sí, que sí.
Gracias por caminar siempre al revés, por derretirte si me ves, por alargar ese momento. Gracias por asumir ese papel; ya no sabíamos qué hacer pero te fuiste justo a tiempo. Gracias por ayudarme a que se duerma, por el cariño, la paciencia cuando todo iba mal. Gracias por esas cosas que no se deben contar.
Aprendí a sufrir, aprendí a reírme de mí. Me reconstruí; tuve que decir que sí, que sí.
Ya no seré lo que fui para ti una vez, pero puedes contar conmigo…
Aprendí a sufrir, aprendí a reírme de mí. Me reconstruí; tuve que decir que sí, que sí. Aprendí a sentir, también a pasarlo bien sin ti. Y me levanté cada vez que tropecé y caí.
Tuve que alejarme de ti, tuve que aprender a ser sin ti.
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