Mes a mes, cada minuto es uno más de tantos que saben igual; ya no hay ni subida ni bajón.
No digas nada, tus ojos ya me hablan. Vuelve a tu casa y no me llames nunca más, lloverán mil cuchillos con tu voz, mi voz, tu voz, mi voz.
Es evidente, no quiero ni verte. Ya es suficiente dejar de quererte.
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