Prendí fuego a la lluvia.
Y dejo que caiga, mi corazón, y según cayó tu apareciste para reclamarlo. Estaba todo oscuro y yo estaba acabada, pero me besaste los labios y me salvaste. Mis manos eran fuertes, pero mis rodillas eran demasiado débiles para sostenerme en tus brazos sin caer a tus pies.
Pero hay una parte de ti que nunca conocí; todas las cosas que dijiste nunca fueron ciertas. Y los juegos a los que jugaste, siempre los ganaste.
Pero prendí fuego a la lluvia y la vi caer mientras yo tocaba tu cara. La escuché gritando tu nombre y ardía mientras yo lloraba.
Cuando me tumbaba contigo sentía que podía quedarme ahí para siempre, cerrar los ojos, sentirte aquí eternamente. Tú y yo juntos, nada podría ser mejor.
Pero prendí fuego a la lluvia y la vi caer mientras yo tocaba tu cara. La escuché gritando tu nombre y ardía mientras yo lloraba. Prendí fuego a la lluvia y nos lancé a ambos a las llamas. Sentí que algo dentro de mí se moría, sería la última vez; era lo que sabía.
A veces me despierto por un golpe en la puerta y te oigo llamarme, todavía debo estar esperando. Incluso cuando sé que esto ya ha terminado no puedo evitar buscarte.
Pero prendí fuego a la lluvia y la vi caer mientras yo tocaba tu cara. La escuché gritando tu nombre y ardía mientras yo lloraba. Prendí fuego a la lluvia y nos lancé a ambos a las llamas. Sentí que algo dentro de mí se moría, sería la última vez; era lo que sabía.
Déjala arder.
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