Mis manos que aún son de hueso, tu vientre sabe a pan, la catedral es tu cuerpo...
Eras verano y mil tormentas, yo el león que sonríe a las paredes que he vuelto a pintar del mismo color.
No sé distinguir entre besos y raíces, no sé distinguir lo complicado de lo simple. Y ahora estás en mi lista de promesas a olvidar. Todo arde si le aplicas la chispa adecuada.
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