Si es que me matan sé bien a dónde ir. Si me rescatan sabré a quién agradecer. Y si me desmayé alguna vez, la memoria no perdí. Y si me caí alguna vez, a golpes aprendí.
Alguien me dijo que nada llega solo, que las miradas no lo dicen todo. Que los tambores que hay dentro nunca dejan de sonar, ni en el descuento.
Que la vida no perdona. Te margina, te fascina, te marea, te corona.